Descubierta la 'bola de fuego' más grande del universo

La masa circula a 750 km. por segundo y es miles de millones de veces más grande que el Sol
La colosal bola tiene la apariencia de un resplandor circular de rayos X con una cola en forma de cometa de un tamaño equivalente a la mitad de la Luna, según ha informado la Agencia Espacial Europea (ESA), que ha asegurado que supera en miles de millones de veces la masa del Sol.
“El tamaño y la velocidad de esta bola de gas son realmente fantásticos”, ha asegurado el doctor Alexis Finoguenov, profesor adjunto del Departamento de Física de la Universidad de Maryland, en Estados Unidos. “Es como un bloque compacto que está repartido por una de las uniones de galaxias más importantes que conocemos”, ha añadido el científico.
El hallazgo se ha producido gracias a los datos enviados por el satélite de rayos XMM-Newton de la Agencia Espacial Europea. La bola se encuentra dentro del clúster de galaxias Abell 3266, al que está unido por la atracción gravitatoria de la materia oscura. En este clúster, en el que hay cientos de galaxias, se encuentran grandes acumulaciones de gas caliente que llegan a los cien millones de grados.
La estructura del universo
“Lo que más nos interesa a los astrónomos de esta bola de fuego no es su tamaño, sino el papel que desarrolla en la formación y la evolución de la estructura en el universo”, ha apuntado el doctor Francesco Miniati, que ha trabajado en el proyecto.
El Abell 3266 forma parte de un súper clúster, conocido como Horologium-Reticulum, y es una de las uniones de galaxias más grandes en el cielo meridional. La identificación de esta nueva bola de fuego demuestra que este cúmulo sigue creciendo.
Aunque la materia oscura actúa como “pegamento” entre la bola y el clúster, los investigadores vaticinan que tarde o temprano el choque de las fuerzas entre ambas masas será ganado por el grupo de galaxias. Esto provocará que el gas de la bola se disperse y se produzca una nueva galaxia.
El descubrimiento se ha publicado en el número del 1 de junio de la revista Astrophysical Journal.
Los científicos que operan el telescopio espacial con el que se ha descubierto la gran bola de fuego, han sabido aprovechar al máximo su instrumento. En los últimos cuatro años, cada vez que el telescopio cambiaba de posición para apuntar a otro objeto astronómico, sus cámaras permanecían abiertas, detectando la emisión en rayos X de los objetos que había en la franja de cielo que barrían. Como resultado, datos extra de nada menos que el 25% del cielo.
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