Blogia
Conversaciones de Eduard Guardino

Antonio Machado in Memoriam

Antonio Machado in Memoriam

PROVERBIOS Y CANTARES - XXIX

 

17/12/2006

 

Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...

 

¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero,
a lo largo del sendero...
—La tarde cayendo está—.

 

En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día;
ya no siento el corazón
.

 

Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.

 

La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece.

 

Mi cantar vuelve a plañir:
Aguda espina dorada,
quién te volviera a sentir
en el corazón clavada
.

 

 

Antonio Machado

 

 

Era una mañana de a lo mejor 1950 o 1951. Tenía creo 11 años. Estaba en la Escuela Suiza de Barcelona donde vivía y estudiaba. Aquella mañana habíamos empezado las clase de Español,  creo que se le decía, por contraste con las clases de Deutsch, alemán o de francés, Français, que también teníamos.

Era una profesora bajita, joven parecía saber que tenía que ganársenos. Yo no tenía ni idea de que haríamos pero el mundo era bonito en septiembre. Entraba luz por los ventanales y rezumábamos fluidez con la vida.

Empezó a leernos esa poesía. Yo la escuché, recuerdo el inicio que me sorprendió. Ese:... Yo voy soñando caminos..de la tarde....me obligó a prestar atención porque tuve la sensación de haberlo vivido.

Supe, sentí que aquella cosa que le llamaban poesía era  algo grande. Me sentía que me penetraba y que había sentido en mi interior la quietud de la tarde que se oscurece y el camino que serpea y débilmente blanquea. Oh, cielos, yo había vivido aquello en Teruel, no en Soria, y en vez de encinas, había olivos, pero era una tarde soñolienta de un verano, el sol se había ido y sentía el clamor de una luz de penumbras que se enturbias y desaparece.

Sentí que aquella poesía era grande, era notable. Entendí que era eso de poesías. Era la primera vez que supe claramente para que sirve una poesía. Había conocido poesías en alemán, en catalán, eran íntimas, eran familiares, me las había hecho mías en canciones sobre todo y ya está, sin darle la menor importancia. Esta en cambio era diferente. Me hizo quedar en suspenso. Había evocado en mi como un quedar en suspenso, sintiendo cosas que iban más allá de lo que se decía. Sentía lo que no se decía, notaba lo que se decía entre líneas y captaba una atmósfera que se creaba que no era las palabras mismas sino más allá. Sentía una emoción y unos sentimientos de ternura, de turbación, de delicadeza sutil que había sido invocada por aquella poesía. Y cuando terrminó dijo: Esta poseía la escribió Antonio Machado. Lo escuché por primera vez, pero supe que era una gran hombre.

 

 

0 comentarios