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Conversaciones de Eduard Guardino

MEDITANDO Y CAMINANDO POR LA VIDA

MEDITANDO Y CAMINANDO POR LA VIDA

15.03.08

 

Mirando una puesta de sol, si justo durante un segundo te olvidas de tu separación, eres la puesta de sol.

En ese momento sientes su belleza. Pero en el momento en el que dices: “Es una puesta de sol maravillosa” has dejado de sentirlo; has vuelto a ser la entidad separada y encerrada de tu ego. Ahora es la mente la que habla. Y este es uno de los misterios: que la mente puede hablar, aunque no conozca nada, y el corazón, que lo sabe todo, no puede hablar.

 

 

El momento más maravilloso de la vida es cuando uno no tiene ni confusión ni certeza. Uno simplemente es un espejo que refleja aquello que es, carente de dirección, yendo hacia ninguna parte, sin ninguna idea de hacer nada, sin futuro, simplemente estando totalmente en el presente, tremendamente en el momento.

 

 

Lo cognoscible es corriente, mundano. Lo incognoscible es sagrado. Y solo con lo incognoscible la vida se convierte en una bendición, solo lo incognoscible te hará estremecer con la maravilla de la vida y la existencia.

 

 

La sabiduría no tiene nada que ver con los conocimientos, en absoluto. Tiene que ver con la inocencia. Para que la sabiduría crezca es necesario algo de la pureza del corazón, es necesario algo de la amplitud del ser.

 

 

Mantente en un estado de no saber; funciona desde ese estado. ¡Mira a los árboles como un niño, mira a la luna como un poeta, mira al cielo como un loco!

 

 

El propósito de la vida es la vida misma; no es un medio que lleve hacia algún fin, es un fin en sí misma. El pájaro en vuelo, la rosa al viento, el sol naciendo por la mañana, las estrellas en la noche, un hombre enamorándose de una mujer, un niño que juega en la calle….no hay un propósito. La vida simplemente disfruta de sí misma, se deleita consigo misma. Es energía desbordante, danzando, sin propósito alguno.

 

 

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